una buena gestión  de la mano de obra

La gestión de la mano de obra es un aspecto relativamente nuevo de la producción porcina, la cual a veces se describe como una que exige una cultura completamente diferente a la de la época de la granja familiar. No obstante, todavía surgen preguntas esenciales. Como especialista en personal, con regularidad me preguntan cuánta gente se necesita y cómo deben organizarse.

Requisitos de personal
La cantidad requerida es mucho más difícil de responder que la forma en cómo organizarlos. Es imposible encontrar el requisito correcto de personal para cualquier empresa en particular mediante el número de cerdos y dividiéndolo por una fórmula estándar de cerdos por persona. Hay muchas otras variables que se necesitan tomar en cuenta. El intervalo normal de la maternidad a la finalización se encuentra entre 50 a 150 cerdas por persona.

Una de las influencias más fundamentales en la carga de trabajo es el estándar y nivel de equipo de la granja. Los suelos sólidos o con algunas partes sólidas necesitan de más mano de obra que las superficies completamente enrejilladas. La distribución automática del alimento implica mucho menos trabajo que la alimentación a mano. Una granja nueva necesita mucho menos mantenimiento que una vieja, además de que es más expedito el trabajo, ya que las tareas se terminan rápidamente.

El equipo descompuesto hace más lento el proceso del trabajo, con lo que hace más difícil la vida de los trabajadores.  En el mundo occidental, damos por sentado que los electricistas y mecánicos se contratan de fuentes externas. Pero, en muchos países esto no existe, por lo que esta gente necesita estar incluida en la nómina.

Leyes laborales y costos de la mano de obra
Las leyes laborales son otro factor importante a considerar. Esto varía enormemente de país a país. Algunos son sumamente restrictivos en el número de horas trabajadas al día y de días al año. En otros países, hay leyes que por ejemplo, establecen que una granja debe tener uno o más veterinarios de tiempo completo, o que el equipo solamente lo puede mantener un mecánico calificado.

En granjas altamente automatizadas y en países con leyes laborales flexibles, como en EUA, es factible funcionar con 300 cerdas por persona (en una operación de la maternidad al destete). Una granja similar en Europa solamente podría tener 250 cerdas por persona y en Rusia menos de 100.

Algunos países ponen condiciones al conceder permisos para comprar, construir y operar una unidad porcina, que establecen requisitos de empleados. Sin embargo, están formulados de tal manera que un común denominador de todas esas estipulaciones legales siempre parece ser que reducen el número de cerdos por persona que es factible en la práctica.

También debe considerarse la cultura, ya que ésta difiere en todo el mundo. Los niveles de personal que funcionan en un país pueden ser un desastre en otro, debido a las diferencias en el ritmo de trabajo de la gente, su eficacia y de cuánto tiempo ocupan en hablar.  Ninguna cultura se puede cambiar de un día para otro; evoluciona a través de años de trabajar en una determinada forma.

Finalmente se encuentra el gran factor del costo. Eche un vistazo por el mundo y verá que los costos de mano de obra varían incluso más que el precio de la carne de cerdo. Los países que tienen un alto costo de mano de obra necesitan maximizar el número de cerdos por persona para ser competitivos con lugares en donde se puede contratar a trabajadores por menos dinero. 

Algún día, los países con costos bajos de mano de obra podrán aprovechar al máximo su posición al operar a los mismos niveles más eficientes de personal que sus competidores de costos más altos. Pero por el momento, esto se encuentra muy alejado. A menudo parece que los países con los costos de mano de obra más bajos actualmente tienen las reglas laborales más restrictivas.
Solamente cuando se conocen todos estos factores es posible diseñar una estructura específica de personal para una granja en particular. El número de empleados se puede entonces determinar con el fin último de lograr la producción. Es aceptable reducir al mínimo el tamaño del equipo para bajar costos, solamente hasta el punto en que se empiece a ver afectada la producción.

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